Las vías ferratas son recorridos preparados para desplazarse por paredes rocosas y acantilados de imposible acceso por otros medios. Gracias a grapas metálicas encastradas, escalones y salientes excavados o aprovechados en la propia roca, se puede acceder a parajes de belleza increíble. Puentes mono (con un solo cable obre el que pisamos y otro al que nos agarramos, ademas de la linea de la vida) o tibetanos (dos cables donde agarrarse) y tirolinas son los otros elementos que permiten franquear precipicios, visitar agujas rocosas y deslizarse sobre cables por encima de abismos a decenas de metros de altura.
Gracias al cable de vida al que estaremos anclados todo el recorrido, y a un mantenimiento muy controlado las vías férreas de toda Europa son, absolutamente seguras siempre que se respeten unas pocas pero estrictas medidas de seguridad. Un arnés, un disipador siempre unido con dos mosquetones al cable de vida y un tercer cable, la tercera baga, que nos permite descansar sin necesidad de agarrarnos a la roca o las grapas de metal, dan total seguridad a este deporte.
La dificultad de las vías ferratas es muy variable, yendo desde el nivel K1, fácil, al K6 extremadamente difícil. El recorrido puede ser ascendente, horizontal, descendente, o ser una combinación de todos ellos, incluso con tramos de desplome, es decir, donde el ángulo de la roca supera los 90º. Sin embargo, hay muchas vías ferratas muy accesibles, donde los niños y las personas con una agilidad y nivel deportivo menor pueden iniciarse y coger el vicio.
Únicamente se desaconsejan para las personas que tengan un vértigo extremo. El resto, bien dirigidas y comenzando por las más sencillas, pueden aficionarse y disfrutar mucho. De hecho, las personas con falta de seguridad pueden mejorar su autoestima recorriendo estas paredes rocosas. La clave es confiar en el cable, de la misma manera que cuando hacemos rappel.
Una vez superado ese miedo instintivo al vacío, la Vía Ferrata se convierte en un camino aéreo que nos lleva a lugares insospechados a los que de otra manera sería imposible llegar. Las vías ferratas son un deporte tranquilo, lleno de disfrute, con y en la naturaleza, una manera de relacionarnos con ella y de entender y apreciar su grandeza.
Es importante que recuerdes que una vía ferrata no es un terreno de progresión sencillo, que requiere de conocimientos técnicos y que infravalorar la actividad puede llevarnos a cometer un error fatal. Si no lo tienes claro o dudas de cómo afrontar la actividad, no lo dudes y ponte en mano de guías profesionales.
Historia Vías Ferratas Tajo de Ronda
Las vías ferratas en el Tajo de Ronda que aprovecha un antiguo equipamiento instalado el 1936 en los muros laterales del Tajo de Ronda y que fue utilizado por los campesinos para acceder rápidamente al pueblo. La ferrata dispone de cable de vida y mantiene los antiguos peldaños, una versión gruesa y lisa de las habituales grapas de ferrata.
Historia Vías Ferratas en España y el Mundo
El origen de las vías ferratas es complicado y difuso, desde hace siglos se han equipado tramos de caminos con algún peldaño o cadena para facilitar el paso, como en algunos picos en Austria, Italia y Francia. Existen distintas versiones y teorías sobre cuál fue la primera.
El 26 de Junio de 1492, el capitán François Antoine de Ville junto a siete compañeros, siguiendo las órdenes del rey Carlos VIII de Francia, consigue llegar a la cima del Monte Aiguille. Hasta entonces parecía un monte inexpugnable, pero esta hazaña representa el nacimiento del alpinismo, pero bien podría ser también el equipamiento de la primera vía ferrata, ya que para conseguir tal empresa fueron utilizadas unas escaleras destinadas a ese único fin.
El origen de las vías ferratas se considera que es en 1843 en Austria, cuando se equipa la vía normal al pico Hoher Daschtein de 2.995 metros de altitud, siendo la cima más alta de los Alpes del Salzkammergut y de Alta Austria. La única finalidad de la equipación fue hacerlo más accesible.
Sin embargo, no es hasta el 1903 cuando se equipa la arista oeste de la Marmolada, una montaña en el noreste de Italia (justo al este de Trento) y la montaña más alta de los Dolomitas con 3.343 metros de altitud cuando se considera la vía ferrata como tal.
Posteriormente en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se empiezan a equipar un número importante de vías ferratas en los Dolomitas para uso bélico en la guerra Austrohúngaro contra Italia. En estas vías se empiezan a utilizar cables, escaleras y puentes para facilitar el acceso de las tropas y el material. Estos caminos equipados, quedarían para uso lúdico y deportivo al finalizar la Gran Guerra.

Tendremos que esperar hasta 1936 para encontrar la primera vía ferrata equipada exclusivamente para uso lúdico deportivo, será la Vía Delle Bocchette en los Dolomitas equipada por la sección del CAI de Trento.
Ya en 1988 en Feissinières (Francia), se equipa la vía ferrata de La Grande Falaise por parte del guía local Lionel Condemine, que quería emula los itinerarios Dolomíticos en su tierra natal junto a los Écrins. La vía ferrata de La Grande Falaise es considerada la primera vía ferrata moderna, donde quedan claramente diferenciados los elementos de progresión y los elementos de aseguramiento.
En España, tenemos el ejemplo de las clavijas de Cotatuero (Valle de Ordesa), instaladas en 1881 por el herrero de Torla, Bartolomé Lafuente y Miguel Bringola a instancias de un cazado inglés. Se trata de un total de treinta y dos hierros entre clavijas y alguna grapa que salvan una pared con un gran patio en el circo final de Cotatuero.
No será hasta 1954 cuando Julio Nogues y Enrique Pera equipan la Canal del Palomo en la Sierra de Guara con 240 clavos y algunas grapas para salvar más de 200 metros de desnivel, la cual es considerada la primera vía ferrata en España.
La vía ferrata Teresina en la montaña de Montserrat en Catalunya, es considerada la primera vía ferrata de corte moderno que se instaló en España. La instaló el escalador Antonio García Picazo a partir del 1990 y la vía salva un desnivel de 450 metros en un recorrido total equipado de 1.000 metros.
Tipos de Vías Ferratas
Aunque existe diferentes tipos de itinerarios equipados, podemos distinguir dos grandes grupos dentro de las vías ferratas, la vía ferrata clásica y la vía ferrata deportiva.
- Vía ferrata clásica
La vía ferrata clásica busca el recorrido más fácil y lógico en la pared para llegar al final, normalmente una cumbre. Dispone del equipamiento elemental para progresar y es normal tener que subir buscando la propia roca.
- Vía ferrata deportiva
La vía ferrata deportiva busca aprovechar al máximo los atractivos de la pared y la espectacularidad del recorrido, con tramos desplomados y una gran variedad de equipamiento, que incluye a veces largos puentes y tirolinas. El objetivo final o cumbre en muchas ocasiones no existe, queda en segundo plano.