Historia de los Pozos de Nieve

LOS POZOS DE NIEVE, una industria rural en la montaña mediterránea.

Desde la antigüedad, la nieve acumulada en la montaña se ha utilizado para enfriar bebidas y alimentos. Incluso llegó a emplearse con fines curativos.

Estas faenas se conocen desde 1840 hasta la venida de la República de 1931. Con el cambio de costumbres y la mejora de vida en las ciudades, la demanda de este conservante natural creció de tal modo que su comercialización se convirtió en un próspero negocio.

Estos hombres, mal vestidos y mal calzados se refugiaban en una pequeña cabaña hecha de piedras y tejado de ramas, donde se calentaban del fuerte viento helado.

Estos trabajos se realizaban a principios de primavera, eran llenados de nieve a cuestas de hombres, cortada con palas hasta llenar el pozo, después eran cubiertos con matojos, bolinas y tierra. Luego, cerca del verano y siempre por la madrugada era sacada y transportada en bestias de carga.

Se cargaba en capachos de esperto vivo, en bloques de 50 kgs., en el fondo del capacho se depositaba «tamo», especie de serrín de paja y los laterales de helechos y se transportaba de nuevo con las bestias a toda la provincia de Málaga y otros lugares de Andalucía. El hielo era utilizado para refrescos y conservación de alimentos.

Como apuntan algunos expertos, el comercio de la nieve para abastecer a las ciudades llegó a crear numerosos oficios en el medio rural, enriqueció a los propietarios de las explotaciones y contribuyó al Tesoro Público.

Sin embargo, los frecuentes conflictos entre arrendatarios, la bonanza de algunos inviernos y la aparición de la industria frigorífica hicieron desaparecer definitivamente a esta floreciente actividad.

Los neveros que están situados en los términos municipales de Yunquera y Tolox (Málaga), en el lugar denominado Puerto de los Ventisqueros en la Sierra de las Nieves, a 1.600 m. de altitud. Son circulares de unos 8-10 metros de diámetro y una profundidad de medio metro.

Estos pozos tenían unos desagües que desalojaban el agua, quedando la nieve hecha hielo. Aún quedan lo que fueron aquellos populares pozos de la nieve, aunque están llenos de tierra y matojos y van quedando en el olvido.

Alguno se ha reconstruido para salvar la memoria historia de este oficio que como muchos otros, ha devorado el progreso.

Estos pozos, que en el pasado fueron construcciones ideadas para conservar la nieve caída durante el invierno, son hoy día un testimonio más del variado patrimonio rural de la montaña mediterránea.

Con su esfuerzo y sacrificio dieron fama a nuestra Sierra de las Nieves.

Una historia real y dura…

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